La arquitectura de la Antigua Roma es probablemente uno de
los testimonios más significativos de la civilización romana. Se caracteriza
por lo grandioso de las edificaciones y su solidez que ha permitido que muchas
de ellas perduren hasta nuestros días. La organización del Imperio Romano
Normalizó las técnicas constructivas de forma que se pueden
ver construcciones muy semejantes a miles de kilómetros unas de otras.
ORDENES DE LA ARQUITECTURA ROMANA
La arquitectura romana adaptó los tres órdenes griegos y el
llamado etrusco modificándolos y añadiéndoles otra forma de capitel que se
definió por los arquitectos renacentistas con el nombre de orden compuesto. De
esta suerte, se cuentan cinco órdenes, a saber:
el orden toscano o etrusco que permanece básicamente igual.
el orden dórico romano que eleva su columna a dieciséis
módulos, adorna su collarino o garganta, añade un talón al ábaco, tiene el
astrágalo en forma de junquillo que rodea al fuste y debajo de la corona de la
cornisa lleva dentículos o mútulos. Esta última diferencia le constituye
respectivamente en las variantes de dórico denticular y dórico modillonar,
según los arquitectos del renacimiento.
el orden jónico romano, que adorna más su capitel que el
griego, reduce la magnitud de sus volutas, suprime en ocasiones el astrágalo y
eleva la altura del fuste.
el orden corintio romano, se ostenta más florido aún que el
griego y en él abunda, sobre todo, la hoja de acanto. De ésta, lleva dos o tres
series el capitel, dobladas hacia adelante y además de los dentículos admite
series de modillones adornados para sostener la cornisa.
el orden compuesto, que llegó a ser el predilecto de los
romanos no difiere del corintio sino en engarzarse más los adornos y en alguna
modificación accidental del capitel: éste se constituye por hojas de acanto sin
calículos y con cuatro volutas que salen por encima del cuarto de bocel de modo
que parece compuesto de jónico y corintio.

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